El sobrepeso y la obesidad son un problema que afecta a una importante proporción de la población adulta española.

La OMS (Organización Mundial de la Salud), ha definido la obesidad como la epidemia del siglo XXI.

Se sabe que la obesidad está relacionada con la mayoría de enfermedades crónicas, como enfermedades cardiovasculares, diabetes tipo II, artrosis, incluso algunos tipos de cáncer.

Por ello es muy importante prevenirla, estableciendo cambios en los hábitos alimentarios, y promoviendo la práctica habitual de actividad física.

La epidemia de obesidad que afecta al mundo entero, tiene una especial repercusión en niños, y sobre todo en adolescentes. El exceso de peso durante estas edades es especialmente grave, ya que predispone a padecer obesidad en la edad adulta.

La mayoría de estos niños y adolescentes no toman verduras, muy poca fruta y abusan de refrescos dulces, comida basura y snacks. Además de la tendencia que hay en los jóvenes al sedentarismo.

Por otro lado, en la segunda mitad de la vida, es difícil mantener el peso debido a los cambios que ocurren en la composición corporal (más grasa y menos músculo), menores necesidades energéticas y menos actividad física, sin disminuir la ingesta en la misma proporción.

En el caso de las mujeres, influyen también los cambios de la menopausia. Cambios hormonales que favorecen la ganancia de peso, el depósito de grasa a nivel abdominal, además del incremento de la tensión arterial, el colesterol y la tendencia a la diabetes tipo II.

En todos estos casos es fundamental un buen diagnóstico, estimando el contenido y la distribución de la grasa corporal, análisis antropométrico, cálculo del Índice de Masa Corporal (IMC) y valorando los requerimientos energéticos de cada persona, para personalizar la dieta.