Definimos como
grasa localizada, aquellos depósitos o acúmulos de células grasas o adipocitos,
en una zona determinada del contorno corporal provocando un aumento local del
volumen. Se caracterizan por ser resistentes a las dietas rigurosas y a los
programas de actividad física. No dependen del grado de obesidad, ya que pueden
presentarse en personas con normopeso o ligero sobrepeso. Se localizan
habitualmente en abdomen, los flancos, caderas, cara interna de rodilla,
papada, región posterior del cuello…
Existen múltiples factores que pueden predisponer a este acúmulo de grasa, de manera aislada o asociada a sobrepeso u obesidad:
- Factores
hereditarios
- Factores genéticos (sexo masculino o femenino)
- Factores adquiridos, como son la alimentación, el estilo de vida, fármacos, factores hormonales…
Así, también podemos diferenciar una Adiposidad central o abdominal, más frecuente en hombres y mujeres postmenopáusicas, más relacionada con alteraciones de la salud, ya que se puede asociar a hipertensión, diabetes… y una Adiposidad periférica o ginoide, donde la grasa se deposita en caderas y glúteos y se puede asociar a celulitis.
Para resolverla, la medicina estética dispone de una serie de herramientas que pueden ser de ayuda en estos pacientes;
- Dietas y cambio de estilo de vida
- Mesoterapia
- Cavitación
- Radiofrecuencia
- LPG
Aunque en determinados casos de grasa localizada, el tratamiento de elección puede ser quirúrgico, mediante la técnica de liposucción.